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A Historical Perspective

P1020158(Versíon en Español aqui). We woke up to this beautiful view on the first day of our second trip to Quito. We made our way to the Parque La Carolina for our first interview of the day, with Ecuadorian film maker Manolo Sarmiento, best known for his documentary “La Muerte de Jaime Roldós” (“The Death of Jaime Roldós”). This masterpiece of a film looks at the mysterious death of Jaime Roldós, who was President of Ecuador from 1979 until his death in a plane crash two years later.

Jaime Roldós became known for his firm stance on human rights. In his short tenure, he reduced the workweek to 40 hours, doubled the minimum wage and proposed a Charter of Conduct with Venezuela, Colombia, and Peru, in which the principles of universal justice and human rights were re-affirmed. In an era in which most Latin American countries were military dictatorships, Roldós became a moral compass for the region, antagonising neighbouring military governments and going out of his way to reveal evidence of the “dirty wars” in several countries.

In one widely reported incident at an international summit in Colombia, El Salvador’s Napoleón Duarte (a U.S.-backed dictator) accused Roldós of being young and inexperienced, to which Roldós responded: “I may be inexperienced, but my government perches on a mountain of popular votes, while yours is perched on a mountain of corpses.”

La Muerte de Roldos

Manolo Sarmiento’s award winning film, “La Muerte de Jaime Roldós”

The crash in which Roldós died left no survivors: killed along with the president were the First Lady Martha Bucaram, the Minister of Defense and his wife, as well as two aides and three other passengers.

The American author and activist John Perkins, in his book Confessions of an Economic Hit Man, concludes that Roldós was assassinated by the U.S. government, allegedly by a bomb located in a tape recorder, because his plan to reorganize the oil industry would have threatened U.S. interests. Just months after Roldós died, Panama’s leader Omar Torrijos, who had been at odds with the U.S. over control of the Panama Canal, died in another plane crash, perceived by some to have been a CIA-conducted assassination.

 

Manolo is a great person to talk to about history, so we also spoke with him about the indigenous uprising of 1990, an event that forever changed the country. After that day of massive actions in cities across the nation, Ecuador’s native peoples could no longer be ignored.

CONAIE (The Confederation of Indigenous Nationalities of Ecuador) organised the uprising with 16 demands, amongst them:

  • A public declaration that Ecuador is a plurinational country (to be ratified by the constitution).
  • The government must grant lands and titles to lands to the nationalities.
  • Solutions to water and irrigation needs.
  • Free commercial handicraft activities.
  • Official recognition of Indian medicine.
  • The government should grant funds for bilingual education.
  • Respect for the rights of the child.

Early in the morning on June 4th 1990, thousands of indigenous Ecuadorians blocked the access routes to the capitals of seven provinces with boulders and trees. They also blocked routes into Quito and cut off travel along the Pan-American highway.

Food supply to the cities was cut off and the country was effectively shut down for a week. The majority of the indigenous actions were peaceful, often including dancing and music, which proved disconcerting to the police forces.

The uprising caused so much disruption to federal commerce and social order that the government relented and met with the leaders of CONAIE. Although the movement did not gain the indigenous peoples much ground in terms of agrarian reform, it shook Ecuador’s white elite power base. “It was because of the uprising that they began to recognise us as people, as human beings, and that we had a voice and we could take action,” commented Norma Mayo of CONAIE.

The uprising also triggered a wave of sympathy among the urban middle class. “I love the indigenous part of me,” was painted on many walls in Quito.

Over the next two decades, CONAIE led a dozen more uprising and mobilisations. Election after election, indigenous Ecuadorians took power in more and more local governments — which had been unthinkable prior to the 1990 uprising.

Today, in 2014, as the government’s extractivist policies threaten the environment and human rights to an ever greater degree, resistance is building.

We asked Manolo about the significance of the 1990 uprising and whether he believes that the current resistance to oil exploitation could lead to a similar event.

 

We finished by asking Manolo the question which we put to everyone: “How can people all over the world support the struggle to save the Amazon from oil exploitation?”. This is what he had to say:

Una Perspectiva Histórica

P1020158(English version here). Nos despertamos con esta hermosa vista en el primer día de nuestro segundo viaje a Quito. Nos dirigimos al Parque La Carolina para nuestra primera entrevista del día, con el cineasta ecuatoriano Manolo Sarmiento, más conocido por su documental “La Muerte de Roldós”. Esta obra maestra de una película trata sobre la misteriosa muerte de Jaime Roldós, quien fue presidente de Ecuador desde 1979 hasta su muerte en un accidente de avión, dos años después.

Jaime Roldós se dio a conocer por su firme postura sobre los derechos humanos. En su breve mandato, se redujo la semana laboral a 40 horas, se duplicó el salario mínimo y se propuso una Carta de Conducta con Venezuela, Colombia y Perú, en la que se reafirmaron los principios de la justicia universal y los derechos humanos. En una era en la que la mayoría de los países de América Latina estuvieron bajo dictaduras militares, Roldós se convirtió en una brújula moral para la región, antagonizando a los gobiernos militares vecinos y saliendo de su camino para revelar la evidencia de las “guerras sucias” en varios países.

En un incidente ampliamente reportado en una cumbre internacional en Colombia, Napoleón Duarte de El Salvador (un dictador apoyado por E.E.U.U.) acusó a Roldós de ser joven y sin experiencia, a lo que Roldós respondió: “Puedo ser inexperto, pero mi gobierno se encarama en una montaña de votos populares, mientras que el suyo se alza sobre una montaña de cadáveres”.

El galardonado documental de Manolo Sarmiento

El galardonado documental de Manolo Sarmiento

El accidente en el que murió Roldós no dejó ningún sobreviviente: junto con el presidente murieron la Primera Dama Martha Bucaram, el Ministro de Defensa y su esposa, así como dos de sus colaboradores y otros tres pasajeros.

El autor y activista norteamericano John Perkins, en su libro “Confesiones de un Sicario Económico”, llega a la conclusión de que Roldós fue asesinado por el gobierno de los E.E.U.U., supuestamente por una bomba situada en una grabadora, porque su plan para reorganizar la industria petrolera habría amenazado los intereses de los E.E.U.U. Apenas unos meses después de la muerte de Roldós, el líder de Panamá Omar Torrijos, que había estado en desacuerdo con los E.E.U.U. sobre el control del Canal de Panamá, murió en otro accidente de avión, percibido por algunos como un asesinato llevado a cabo por la C.I.A.

 

Manolo es una gran persona para hablar de la historia, por lo que también hablamos con él sobre el levantamiento indígena de 1990, un evento que cambió para siempre al país. Después de aquel día de las acciones masivas en ciudades de todo el país, los pueblos indígenas del Ecuador ya no podían ser ignorados.
CONAIE (Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador), organizó el levantamiento con 16 demandas, entre ellas:

  • Una declaración pública de que Ecuador es un país plurinacional (para ser ratificado por la Constitución)
  • El gobierno debe otorgar tierras y títulos de tierras a las nacionalidades
  • Las soluciones a las necesidades de agua y de riego
  • Las actividades artesanales comerciales libres.
  • Oficialización de la medicina indígena.
  • El gobierno debe otorgar fondos para la educación bilingüe
  • El respeto a los derechos del niño

Temprano en la mañana del 4 de junio de 1990, miles de ecuatorianos indígenas bloquearon las vías de acceso a las capitales de siete provincias con rocas y árboles. También bloquearon las rutas a Quito y cortaron los viajes a lo largo de la carretera Panamericana.

El suministro de alimentos a las ciudades fue cortado y el país se cerró durante una semana. La mayoría de las acciones indígenas fueron pacíficas, a menudo incluyendo el baile y la música, que resultó desconcertante para las fuerzas de la policía.

El levantamiento causó tal interrupción del comercio federal y del orden social que el gobierno cedió y se reunió con los dirigentes de la CONAIE. Aunque el movimiento no ganó para los pueblos indígenas tanto terreno en materia de reforma agraria, sacudió la base de poder de la élite blanca del Ecuador. “Fue a causa del levantamiento que empezaron a reconocernos como personas, como seres humanos, y que teníamos una voz y podíamos tomar medidas”, comentó Norma Mayo de la CONAIE.

El levantamiento también provocó una ola de simpatía entre la clase media urbana. “Me encanta la parte indígena de mí”, fue pintado en muchas paredes en Quito.

Durante las próximas dos décadas, la CONAIE encabezó una docena más de levantamientos y movilizaciones. Elección tras elección, los indígenas ecuatorianos tomaron cada vez más poder en los gobiernos locales – lo que había sido impensable antes del levantamiento de 1990.

Hoy, en 2014, como las políticas extra-activistas del gobierno amenazan el medio ambiente y los derechos humanos en un grado cada vez mayor, la resistencia está creciendo. Hablamos con Manolo acerca de la importancia de aquel levantamiento y sobre si la explotación petrolera podría provocar un evento similar en la actualidad.

 

Terminamos haciéndole a Manolo la pregunta que nos hacemos todos: “¿Cómo puede la gente de todo el mundo apoyar la lucha para salvar el Amazonas de la explotación petrolera?”. Esto es lo que dijo: