(English version here). Después del almuerzo nos reunimos con dos organizaciones que trabajan conjuntamente en el mismo edificio: Acción Ecológica y Yasunídos. Parecía un gran colectivo, en su mayoría compuesto por extranjeros. Nos sentamos y conversamos con ellos por un tiempo. Ellos se centraron exclusivamente en la recolección de firmas para solicitar una consulta popular sobre la explotación petrolera en el Parque Nacional Yasuní.

Una sola hectárea del bosque húmedo en Yasuni abarca más especies de árboles e insectos que todos los existentes en E.E.U.U. y Canada juntos.
Para aquellos que no lo saben, el Parque Nacional Yasuní es un área de la Amazonía recientemente descubierto por los científicos como el más biodiverso del planeta. Yasuní es probablemente inigualable a cualquier otro parque en el mundo por el número total de especies de plantas y animales. El parque fue declarado una Reserva de la Biosfera por la UNESCO en 1989. Yasuní es el hogar de los pueblos indígenas con derechos territoriales legalmente reconocidos (Waorani) y las dos últimas comunidades indígenas que viven en aislamiento voluntario en Ecuador (Tagaeri y Taromenane).
Como parte de la Iniciativa Yasuní ITT, en la que el gobierno ofreció abstenerse de manera indefinida a de la explotación de las reservas de petróleo en los sectores de Ishpingo-Tambococha-Tiputini (ITT) dentro del Parque Nacional Yasuní, a cambio del 50% del valor de las reservas, o $3.6 billones durante 13 años por parte de la comunidad internacional. Un Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) este fondo se creó en el 2010 para recibir contribuciones. Pero el 15 de agosto de 2013, el Presidente, afirmando que se había recibido sólo $ 13,3 millones de las naciones extranjeras, firmó un decreto para liquidar el Fondo PNUD.
La Extracción de petróleo fue declarada de interés nacional, una medida que amenaza 10.000 hectáreas de selva virgen en el Parque Nacional Yasuní y desafía la Constitución, que establece:
“Los territorios de los pueblos en aislamiento voluntario son de posesión ancestral irreductible e intangible, y en ellos estará vedada todo tipo de actividad extractiva. El Estado adoptará medidas para garantizar sus vidas, hacer respetar su autodeterminación y voluntad de permanecer en aislamiento, y precautelar la observancia de sus derechos. La violación de estos derechos constituirá delito de etnocidio, que será tipificado por la ley”.
Una razón para la falta de donaciones internacionales al Yasuní es que la credibilidad del gobierno fue socavada cuando anunció sus planes de subastar toda la selva virgen en la región sur de la Amazonía con la XI Ronda Petrolera. De hecho, una ONG internacional describió la Iniciativa Yasuní ITT como “una hoja de parra para construir capital político, mientras se planifica más destrucción”.
La sociedad ecuatoriana se ha movilizado para rechazar la perforación petrolera en el Yasuní y para exigir su derecho constitucional a una consulta pública. En respuesta, el gobierno se ha comprometido a celebrar la consulta si la sociedad civil presenta 600.000 firmas ante el Congreso antes de finales de marzo.
Es un desafío enorme, pero puede ser la única manera de salvar a la región más biodiversa del planeta: las encuestas recientes indican que hasta un 90% de los ecuatorianos votarían para mantener el petróleo del Yasuní bajo tierra, a pesar de una campaña gubernamental de RRPP muy astuta.
En un anuncio visto regularmente en varios de los canales de televisión controlados por el Estado, el gobierno compara la perforación en Yasuní con la vacunación de un bebé; un pequeño rasguño que es doloroso por un segundo, pero que beneficia todo el cuerpo.
Acción Ecológica y Yasunídos nos invitaron a que los acompañaramos a recoger firmas, pero no pudimos. Teníamos que preparar otra reunión. Habíamos decidido embarcarnos en el nuevo proyecto de inmediato: planeamos preguntarle a Carlos Pérez Guartambel si podíamos terminar nuestra reunión con una breve entrevista en video. C pasó el resto de la tarde buscando preguntas sobre el Decreto 16 y la opresión de las ONGs por el gobierno. Yo quería hablar con él acerca de cómo ser más útil en la lucha contra las grandes petroleras en la Amazonia y pasé el tiempo preparando lo que quería decir en español.
Yo estaba muy emocionada de conocer a Carlos, cuyos antecedentes en el activismo se centra en gran medida en la lucha contra la mega- minería en la región Kimsachocha en el sur del Ecuador. La constitución ecuatoriana garantiza a las comunidades indígenas el derecho “una consulta previa, libre e informada, dentro de un plazo razonable, sobre planes y programas de prospección, explotación y comercialización de recursos no renovables que se encuentren en sus tierras y que puedan afectarles ambiental o culturalmente”.
Cuando se hizo evidente que el gobierno no tenía ninguna intención de celebrar una consulta pública sobre si se debe permitir la minería en la región de Kimsacocha, Carlos era parte de un equipo que organizó su propio proceso de consulta, sin la autorización del Estado. Este proceso fue legitimado por la presencia de observadores internacionales y el resultado fue de 93% contra la minería.
No es sorprendente que el gobierno no estuviera de acuerdo con el proceso de consulta (y aún menos con su resultado) y declaró la consulta inválida. Sin embargo, las Naciones Unidas visitó a Kimsacocha para aprender sobre el proceso, tomó testimonios, y estableció un informe que identificó el proceso como una de las mejores prácticas de la democracia participativa en el mundo.
Como si un impresionante historial en el activismo no es suficiente, Carlos Pérez también tiene cinco diplomas (en leyes, justicia indígena, derecho ambiental, manejo de cuencas y justicia penal) y es autor de varios libros sobre los derechos indígenas y la ley. Desde sus humildes inicios (sus padres son campesinos), Carlos pagó por su propia educación con becas y tocando el saxofón.
Carlos se encontraba en Quito por una importante cumbre de dos días de la dirigencia indígena (otro golpe de suerte) y él sugirió que nos reuniéramos en la Universidad Andina, la sedede la cumbre. Cuando llegamos, la cumbre estaba todavía en sesión y abierta al público, por lo que tomamos dos sillas y nos sentamos en la parte trasera.
El ver a Carlos en la mesa principal, presidiendo la reunión, me hizo sentir aún más nerviosa. La última persona en hablar fue una mujer que habló de la resistencia y la reacción del gobierno a la misma. Dijo “Están tratando de asustarnos, pero no tenemos miedo!”
Después de la reunión, nos fuimos con Carlos a su hotel, buscando un lugar tranquilo para realizar la entrevista. Era evidente que Carlos no había elegido su trabajo por el glamour: ostento que no era.
Encontramos un lugar tranquilo y algunas sillas. Le dije a Carlos que estábamos encantadas con ese encuentro, lo mucho que me había encantado la entrevista que le había dado a Manuela, y que admiraba mucho el trabajo que había hecho en Kimsacocha. Luego le formulé mis dos grandes preguntas:
¿Cómo podemos ser más útiles en la lucha contra las grandes petroleras en la Amazonía? ¿Cómo podemos apoyar a los pueblos indígenas que defienden sus tierras ancestrales frente a la invasión de las compañías petroleras?
Carlos respondió haciéndose eco de lo que K había dicho; que Pachamama no sería la última organización cerrada por el gobierno; que ahora no era el momento para llamar la atención sobre nosotros mismos. Luego pasó a explicar que, para la Ecuarunari, la prioridad urgente es la recolección de firmas para la consulta popular Yasuní. Dijo que el momento de luchar por los 8 millones de hectáreas que se venden en la XI ronda de petrolera llegaría, pero que la prioridad inmediata era Yasuní. Explicó que la recolección de firmas era un tarea muy difícil por que el gobierno ha establecido normas muy estrictas sobre la validez de las firmas (por ejemplo, una sola mancha en la página invalida todas las firmas en ella). A pesar de esto, Ecuarunari y otras organizaciones haran todo lo posible para lograr lo imposible: la presentación de 600,000 firmas impecables, todas documentadas digitalmente, antes de finales de marzo.
Le gustó la idea de la misión de viajar por Ecuador y documentar las historias de vida y resistencia. Dijo que la próxima vez que él fuera a Yasuní que nosotros estraíamos bienvenidas a ir con él y entrevistar a la gente allí. Por supuesto, dijimos que nos encantaría! ¡Que aventura, un viaje al corazón de la lucha con un líder de la resistencia!
Luego C llevó a cabo esta entrevista sobre el Decreto 16 y el futuro de las ONG en Ecuador. Como dice Carlos “Esta es la vida o la muerte. Y la resistencia es vida!”
Nos gustó mucho Carlos, por su humilde forma y absoluta dedicación. Él fue muy generoso con su tiempo, sobre todo después de una reunión de todo el día. Él incluso declinó una invitación a cenar con un amigo con el fin de seguir hablando con nosotras. Al final de nuestro encuentro, Carlos nos dio su tarjeta de presentación, que tenía el siguiente impreso en el reverso:
“Nosotros sólo recibimos lo que damos.
Las gigantescas desigualdades nos hicieron naturalmente rebeldes.
La libertad es un ideal alcanzable; rompamos las cadenas físicas y mentales.
Es mejor llevar una vida agitada que una paz sepulcral.
Somos agua, de ella venimos y a ella volvemos.
Si cuidamos del agua hoy, mañana triunfará la paz sobre la guerra entre los pueblos”.
Definitivamente la tarjeta más” cool” que jamás haya recibido!
Él también nos dio a cada unoa esta “Chakana” o cruz andina, que es un antiguo símbolo indígena. Originaria de los Andes centrales, la Chakana representa entre otros aspectos: la igualdad, lo comunitario y el equilibrio que hacen posible la armonía. De acuerdo con las creencias indígenas, todo el que vive en base a los saberes de la Chakana alcanza la vida armónica, en los espacios individuales, familiares, comunitarios, sociales y con la madre tierra.
Después de nuestra reunión con Carlos, yo estaba absolutamente agotada y mi cerebro apenas estaba sobrellevando todo lo que había sucedido.
Bajo la sensación de agotamiento, yo estaba encantada con el progreso hecho durante el día, y que tanto K como Carlos nos habían tomado en serio.
A la mañana siguiente estábamos en el bus a Guayaquil a las 6:30 am. Había una marcha por ‘la Resistencia y la Vida!’ allí en la tarde y queríamos ir. El viaje duró 11 horas y en el camino tracé mis planes para este blog.
Hacia el final de nuestra jornada hicimos carteles para la marcha. El cartel de C citó a Carlos (“Las gigantescas desigualdades nos hicieron naturalmente rebeldes”) y en el otro lado protestó el avance de las empresas petroleras en la Amazonía. El mío citó a Helen Keller (“La vida es una aventura de riesgo o nada”) y en el otro lado “Di ‘¡No!’ a las empresas petroleras en la Amazonia”).
No había muchas personas a la marcha (no era sorprendente que se hubiera organizado con solo dos días de anticipación), pero fue divertido mostrando nuestros carteles a todas las personas atrapadas en el tráfico.
Después de la marcha nos fuimos a ver una película en el cine, un verdadero alivio después de un intenso par de días. “Los Juegos del Hambre 2” estaba lleno de simbolismo sobre la revolución y me gustó mucho, sobre todo porque el personaje principal era una mujer fuerte. Después de hablar de casi nada excepto la resistencia durante dos días, se sentía muy surrealista y plástico en el centro comercial. Como C comentó “aquí se siente imposible cambiar el mundo”.
No puedo esperar por la próxima entrega de la aventura, que espero nos llevará a Quito de nuevo a fines de enero.